Cuando la crisis llega, lo hace sin pedir permiso. Cambia todo. Nuestros planes, nuestra rutina, nuestra sensación de control. Pero también revela algo más profundo: quiénes somos, qué nos sostiene, y de dónde viene nuestra fuerza. En momentos así, es cuando realmente entendemos lo que significa la resiliencia emocional.
Hace poco estuve en Israel. Viajé con la intención de participar en una conferencia sobre trauma y estar con mi familia. Sin embargo, a los pocos días de llegar, estalló la guerra. Las sirenas, los refugios, la incertidumbre… todo eso se volvió parte del día a día.
Por eso, en este artículo quiero hablarte sobre lo que aprendí en esos días: cómo la resiliencia emocional se cultiva en comunidad, cómo el crecimiento postraumático se hace posible incluso en medio del caos, y qué herramientas concretas pueden ayudarte a sostenerte cuando todo parece moverse.
Pero antes de continuar, te recuerdo que, si estás en un momento difícil y sientes que necesitas acompañamiento, puedes agendar una consulta conmigo llenando este formulario y con gusto estaré ahí para ti.
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¿Qué es la resiliencia emocional y cómo se desarrolla en tiempos de crisis?
La resiliencia emocional no significa no sentir miedo, tristeza o ansiedad. Significa, más bien, saber habitar esas emociones sin quedarnos atrapados en ellas. Es la capacidad de adaptarnos frente a la adversidad y sostenernos desde nuestra humanidad, incluso cuando todo parece incierto.
Durante mi experiencia reciente en Israel, vi de cerca cómo esta resiliencia se expresa en lo cotidiano: personas que, tras cada alerta, corrían a un refugio y luego retomaban sus conversaciones, sus cenas, su vida. No porque el peligro no existiera, sino porque habían aprendido a moverse con él.
La resiliencia no es innata. Se construye con el tiempo y se fortalece con herramientas como:
- La regulación de la respiración
- La conexión con otros
- La presencia consciente
- El autocuidado diario
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¿Cómo reconocer el crecimiento postraumático después de vivir una experiencia difícil?
El crecimiento postraumático no aparece de inmediato. A veces se gesta en silencio, mientras intentamos volver a respirar con calma. Pero con el tiempo, podemos notar ciertos cambios internos que nos indican que algo está floreciendo dentro de nosotros, incluso después del dolor.
Se manifiesta, por ejemplo, en:
- Una nueva apreciación por la vida
- Relaciones más profundas y genuinas
- Mayor empática hacia el sufrimiento ajeno
- Un sentido renovado de propósito
En mi caso, a pesar del miedo que sentí, también encontré claridad. Pude dar una charla sobre trauma en el sótano de un hotel, rodeada de personas que también querían entender y sanar. Esos momentos de conexión me recordaron que el sentido muchas veces nace de estar al servicio de otros.
¿Por qué el apoyo comunitario es clave para sanar en medio de la incertidumbre?
Sanar no es un proceso que debamos vivir en soledad. Una de las cosas que más me impactó fue ver la red de contención que se activa en medio de la crisis: personas que se cuidan entre sí, que ofrecen sus casas, su comida, su tiempo. Vi cenas de Shabat celebradas en refugios y desconocidos ofreciéndose ayuda sin dudarlo.
El trauma nos aísla, pero la conexión nos devuelve a la vida. Y eso es lo que hace tan poderosa a la comunidad: nos recuerda que no estamos solos, que nuestro dolor puede ser sostenido por otros, y que también podemos ser ese sostén para alguien más.
Si tienes una red de apoyo, cultívala. Y si no la tienes, empieza por acercarte a espacios donde puedas conectar con personas que te escuchen sin juicio. Sanar en comunidad es una forma poderosa de reconstruirnos desde el vínculo.
¿Qué herramientas pueden ayudarte a mantener la calma y reconectar contigo mismo?
En momentos de alta incertidumbre, el cuerpo entra en estado de alerta. Por eso, una parte fundamental del trabajo emocional es regresar al cuerpo, al presente, al ahora. Algunas herramientas que me sostuvieron durante esos días fueron simples, pero profundas:
- Respirar conscientemente, con intención
- Escuchar música que me conectara con la calma
- Dormir con un kit listo y ropa puesta, para recuperar sensación de control
- Recordar que todo pasa, que ningún estado es permanente
- Mantener contacto con personas cercanas, aunque fuera solo para decir: «Estoy aquí»
No todas las herramientas funcionan igual para todos. La clave está en identificar las que te ayudan a sentirte seguro y presente.
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La conexión como el camino de regreso
Volver a casa, en todos los sentidos, es un proceso. No siempre es inmediato. A veces requiere parar, respirar, sentir, soltar. Pero si algo me confirmó esta experiencia, es que la resiliencia y el crecimiento no ocurren en soledad: se construyen en relación, en red, en presencia compartida.
Si estás atravesando un momento de miedo, pérdida o confusión, quiero que sepas que no estás solo. Existe un camino de regreso a ti mismo, y puede comenzar hoy. Llena el formulario de consulta y empecemos a crear juntos un espacio seguro para tu crecimiento.
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